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Las narrativas dominantes sobre Altavista como burbujas de contención 

“La Guerra de Altavista se extendió hasta Robledo. Expertos explican las razones por las que estas dos zonas de Medellín son violentas” publica el periódico El Tiempo el 28 de agosto de 2017 (1). Según el medio, 200 niños fueron desescolarizados, dos rectores amenazados, hubo un paro de buses, 94 familias desplazadas y 13 asesinatos. La causa: la lucha por el control territorial por parte de los combos.

“Altavista, un corredor ilegal en pugna entre las bandas” publica El Colombiano casi un año después, a principios de julio del 2018 (2). El corregimiento, explica el medio, hace parte de la trocha El Astillero, un corredor estratégico para el movimiento de armas y drogas, que conecta con el Sur, Norte y Costa Atlántica, lo que permite burlar el control policial y militar. Pero aclara que la amenaza también recae sobre la comuna 16 (Belén) y 12 (La América). Argumenta que en los últimos 30 años ha habido un incremento de la guerra urbana en Altavista: en los 90 sufrió con las milicias urbanas de las FARC y el ELN, desde mediados de la década, con las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu) en Medellín que se aliaron de manera estratégica con bandas del sector para sacar a los milicianos, la IV Brigada del Ejército y el apoyo económico de las empresas del sector. A finales de la década del noventa el poder de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) se reforzó a través del Bloque Cacique Nutibara, que descubrió en el sector una inmensa fuente de recursos: el poliducto Sebastopol, que atraviesa la zona de norte a sur por la vereda Buga y donde se creó un “cartel” para vender combustible a bajo costo a quien lo quisiera. Luego padeció una guerra entre 15 combos que se apaciguó con el pacto del fusil entre dos facciones de la macrocriminalidad: “la Oficina” y “Clan del Golfo”.

Aquí no se ha dicho algo en las notas de prensa, son las y los jóvenes los que ponen y sus cuerpos para la guerra ¿Cómo hacer para que la población juvenil salga de la espiral de la violencia?

Verdad Abierta (3), ya había explicado en una publicación del 2017 que el corregimiento se debatía entre la pobreza, la falta de oportunidades laborales y la confrontación violenta. Pero que a pesar de las adversidades, necesitaba de mucho más que soldados y policías. A la población juvenil le quedaban dos salidas: irse del corregimiento o vincularse a una de las facciones en disputa. No obstante, los pobladores advierten que los problemas de seguridad y derechos humanos en el corregimiento podrían hacer parte de una estrategia para alterar el precio del suelo y forzar procesos de urbanización, es decir, un proceso de gentrificación.

Este discurso se ve reforzado por la historia que publica Gente, el 20 de octubre de 2017 y que se titula “Altavista, el barrio donde termina Medellín”(4). Explica el medio que, este es el título de un libro de Orlando Ramírez Casas, para explicar la historia de un barrio que nació en la comuna 16 (Belén) de Medellín. En 1963, el Instituto de Crédito Territorial entregó un lote donde se construyeron 308 viviendas de la Urbanización Altavista. Está ubicada a dos cuadras de la 80, pero a sus habitantes les toca explicar constantemente que no se trata del corregimiento, sino del barrio, cuando al pedir diferentes servicios como transporte, arreglos en los hogares, etc., quienes los prestan se niegan a ir.

Altavista se ha ido volviendo un nombre estigmatizado. Pero además, al entender el límite entre lo urbano y lo rural. ¿Realmente allí termina Medellín? ¿La ruralidad no es Medellín? La urbe, como espacio construido se mira el ombligo, para una vez más, invisibilizar la ruralidad.

En el 2019, la Personería de Medellín hace una denuncia que publica RCN Radio (5). El funcionario sostiene que en ese año recibió 202 declaraciones de habitantes que fueron víctimas de desplazamiento intraurbano en el corregimiento. Los actores armados, afirmaba el personero, obligaban a las personas a abandonar sus casas para apropiarse de ellas, bien fuera para esconderse o vender estupefacientes conformando plazas de vicio.

Los duros años de la guerra urbana armada parecen continuar. En el 2020, el conflicto armado parece continuar. RCN Radio titula una nota a principios del año “Zozobra en Altavista, Medellín, ante posible confrontación de grupos criminales” (6). Análisis Urbano afirma el 1 de marzo “¡Lamentable! Bandas de Belén y Altavista reclutan venezolanos y los ponen a darse bala entre ellos” (7) para denunciar el flagelo de los migrantes venezolanos quienes son reclutados en la parte alta de la comuna 16 y en Altavista, a cambio de comida, vivienda y remuneración económica. El mismo medio publica, dos días después, otra nota que se titula “Especial Comuna 70: Altavista, territorio de nadie” (8) para relatar el control territorial que tienen los diversos grupos armados en el territorio, las extorsiones a los habitantes y el control del suministro de gas doméstico, huevos y arepas por parte de ilegales.

En tiempos de la Covid-19, el conflicto no da tregua, Al Poniente publica en julio una nota titulada “Masacre en Altavista, el laboratorio del proyecto paramilitar en Medellín” (9) donde relata cómo ha sido el miedo, la emoción que ha posibilitado la instauración del autoritarismo en la ciudad y una lección para las comunas 13, 1, 2 y 3, sectores populares, ante cualquier resquicio de intento democratizador, por la movilización de los derechos.

¿Cómo cambiar el relato? En los últimos 30 años se ha posicionado uno dominante, pero que encuentra en el 29 de Junio de 1996, un punto de giro importante, cuando fueron asesinados 16 jóvenes por parte del proyecto paramilitar que además contó con el silencio del Estado y el financiamiento de actores económicos del territorio.

¿Las niñas, los niños, los jóvenes de este territorio rurubano podrán encontrar perspectivas de futuro?

¿Podrá la agroecología, que ya practican y sueñan hacer extensiva en las fincas demostrativas quienes pertenecen a la Mesa Campesina y Ambiental de Altavista, hacer acupuntura en el territorio?

A diferencia del titular de Al Poniente, donde afirma que Altavista es “territorio de nadie”, el liderazgo corregimental ha sido amplio. Las y los líderes son conscientes de la necesidad de cambiar el relato, porque también pasan otras cosas, porque es su casa, su espacio vital, es su montaña.

Hay historias subterráneas, que abren los cerramientos de las burbujas de contención mediática. Es el momento de contarlas, para que entre otro aire.

Referencias

  1. Pareja, Deicy Johana (28 de agosto de 2017). Guerra de Altavista se extendió hasta Robledo. Recuperado de: Guerra de Altavista se extendió hasta Robledo – Medellín – Colombia
  2. Cárdenas, Santiago (6 de julio de 2018). Altavista, un corredor ilegal en pugna entre las bandas. Recuperado de: Altavista, un corredor ilegal en pugna entre las bandas
  3. Verdad Abierta (7 de agosto de 2017). Corregimiento Altavista, montaña con múltiples conflictosVerdad Abierta.com Recuperado de: Corregimiento Altavista, montaña con múltiples conflictos
  4. Belén (20 de octubre de 2017). Altavista,el barrio donde termina Medellín. Gente. Recuperado de: Altavista, el barrio donde termina Medellín
  5. Ramírez Gil, Johanna (20 de septiembre de 2019). Unas 200 personas han sido desplazadas del corregimiento Altavista de Medellín. RCN Radio. Recuperado de: Medellín: unas 200 personas desplazadas del corregimiento Altavista
  6. Escobar Calle, Diego Alejandro (3 de febrero de 2020). Zozobra en Altavista, Medellín, ante posible confrontación de grupos criminales. RCN Radio. Recuperado de: Zozobra en Altavista, Medellín, ante posible confrontación de grupos criminales
  7. Análisis Urbano (1 de marzo de 2020). Lamentable! Bandas de Belén y Altavista reclutan venezolanos y los ponen a darse bala entre ellos. Analisisurbano.org. Recuperado de: ¡Lamentable! Bandas de Belén y Altavista reclutan venezolanos y los ponen a darse bala entre ellos
  8. Análisis Urbano (3 de marzo de 2020). Especial Comuna 70: Altavista, territorio de nadie. Analisisurbano.org. Recuperado de: Especial Comuna 70: Altavista, territorio de nadie
  9. Nuñez, Rafael  (2 de julio de 2020). Masacre en Altavista, el laboratorio del proyecto paramilitar en Medellín. Al Poniente. Recuperado de: Masacre en Altavista, el laboratorio del proyecto paramilitar en Medellín
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