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HIPUPA 

Un acróstico es una composición en la que las letras iniciales, medias o finales de cada verso u oración, se leen en sentido vertical y forman un vocablo o una locución. 

La palabra HIPUPA la aprendí del Instituto Superior la Fuente. Permite  (H) conocer la historia de la planta, lo que se sabe del pueblo originario que la ha empleado, el uso en la comunidad y en la familia. Permite (I) identificar. Saber (P) qué parte se usa, la (U) forma de su uso, el modo de preparar (P) y las (A) alertas, contraindicaciones o precauciones que se deben tener. 

En la vereda Buga Patio Bonito, como en Nuevo Amanecer, indagamos por ello. 

Encontramos que para Maribel Restrepo, la penca de sábila/Aloe vera, acíbar o áloe de Barbados, una especie suculenta de la familia Asphodelaceae; la utilizan para el cabello, la digestión y las quemaduras. Utilizan los cristales, que luego ingieren o aplican sobre la piel. “Se debe sacar solo el cristal, se debe sacar la mancha sumergiéndola en el agua”. Y se debe tener cuidado porque esta puede generar una reacción alérgica. 

Penca de sábila/Aloe vera, acíbar o áloe de Barbados en la huerta de Patricia

Carmen Cecilia Acosta, por su parte usa mucho el romero, salvia rosmarinus, para aliñar comidas y como tratamiento para el cabello en champú, jabones y atomizante. Le encanta el olor, sazonar con ella puesto siente que se conecta con la planta. Utiliza los cogollos, puesto que “entre más tierno están, más propiedades tienen las plantas”.

María Pastora Montoya ama el matarratón, gliricidia sepium. Fuimos hasta allá y cada una salió con un palo para sembrar, pero además nos contó de su utilidad “si a uno le da fiebre”. Lo conoció cuando vivió en Urabá porque las cercas eran de este árbol y lo puede reconocer incluso desde el olor. Nos dice que se debe usar dependiendo del estado de la fiebre “sí es alta va crudo y mallagado en agua fría. Si es fiebre con gripe en baño cocido. Cuando la fiebre es alta se pueden acostar sobre él. Para la infección urinaria se toma en bebida”. Pastora aprendió todo sobre la planta de su madre, en Dabeiba, pero también de sus abuelos. Rosa Espinosa comparte el amor hacia el matarratón con Pastora. Lo conoció cuando era niña en los remedios caseros que preparaba su mamá. Lo utilizó por primera vez en el Chocó. De manera categórica afirma “Yo reconozco al Matarratón porque nadie me engaña con las plantas”.

Claudia Isabel Restrepo usa mucho el apioapium graveolens, primero para hacer aromática “pero ya lo uso en la comida, en los jugos. El apio ayuda a darle oxígeno a la sangre, a desinflamar, para respirar, para abrir los bronquios”. Utiliza toda la planta y las hojas las usa para hacer aromáticas y jugos. “Lo cojo, lo lavo y lo pico en trocitos, se lo echo al arroz, a la sopa. La hoja la hago en aromáticas o ensaladas”. Todo eso lo aprendió leyendo en los libros. 

María Camila Restrepo, ama la caña de azúcar, saccharum officinarum“porque de ahí sacan la panela y me gusta el agua de panela”. Nos cuenta que para identificarla “la caña es una vara larga que tiene varias hojitas. La meten al trapiche y luego la procesan”

Tarcila Rosa, por su parte, no puede vivir sin el arroz, oryza sativa, “me gusta porque en mi casa lo cultivan, me gusta porque vengo de una familia campesina”. 

Angela María Correa usa mucho el tomate, solanum lycopersicum, un fruto originario de México, que cultivaron los Aztecas. “Lo hacemos en hogao y aliños”. 

María Camila Rojas nos habla de la violeta, viola, una planta utilizada por los abuelos en la familia desde hace muchos años. Usan las hojas para la fiebre y la gripe en infusión. Sólo las hojas, porque las raíces pueden llegar a ser venenosas. Pero además no da una receta: “en una taza de agua caliente se colocan tres hojas secas de violeta se tapa y cuando esté fría se consume”

Rosa María García usa la salvia, salvia officinalis. Incorpora “una taza de agua en una olla, y se pone a hervir en fuego medio hasta que nos quede un té de salvia”. 

Laura Cárdenas usa el sauco, sambucus, una planta medicinal para curar fiebres y problemas respiratorios: “se pueden hacer bebidas con dos manojos de flores en una taza o más agua, hirviendo, con panela  y limón hasta que todo hierva”.

Eduardo Zapata escogió el clavo, syzygium aromaticum. Conoció la planta cuando era niño, en el municipio de San Andrés de Cuerquia. Dice que se deben escoger tres hojas para hacer una bebida que ayude a la descongestión pulmonar.

María del Mar Blanco nos habló del rábano, raphanus sativus, una planta anual o bianual, de raíz gruesa, carnosa, muy variable en cuanto a su forma y tamaño. Nos cuenta que todas las partes se pueden comer, los bulbos, las semillas y las hojas y que ayuda a la salud del hígado y a la eliminación de los cálculos biliares.

María Esmeralda Osorio, la madre de María del Mar, ama la lechuga, lactuca sativa, un cultivo que comenzó hace 2.500 años. Persas, griegos, y romanos, se deleitaron con ella y fueron los últimos quienes tenían la costumbre de consumirla antes de acostarse para poder conciliar el sueño. Una planta ideal para insomnes quienes pueden escoger entre más de 120 especies aceptadas. 

Marisol Zapata, quien inspiró las historias de los Termos Comunitarios: saberes botánicos, pagamentos a un suelo degradado, nos habló del tilo, curibano, carpintero, curia o piri piri,  justicia pectoralis. Y además, nos indicó que “se utilizan cinco ramas, se hierven en dos tazas de agua”. Nos contó que ese conocimiento lo aprendió de sus vecinas y vecinos. 

La Tierra es un huerto en el Universo. Sumergirse en la energía del planeta y de su flora puede ayudar a alcanzar niveles de conciencia más elevados. Cuidar, reparar y regenerar suelos, sembrados y cultivos son formas de la sanación que empiezan a emprender en Nuevo Amanecer y Buga Patio Bonito.

Del verde al amarillo. Del amarillo al verde. La cicatriz en el corregimiento está por todas partes, por lo que se hace urgente dispersar semilla y dejarse permear por lazos y afectos con los suelos, rizobios, plantas, árboles, bacterias y hongos. 

Cuando la casa se empieza a romper nos deberíamos disponer afectivamente para echar nuevas raíces y entramados, hilar campesinado. Hacerle un pagamento a sus suelos, montañas y a sus cuatro grandes hilos de agua. 

Sanadoras y sanadores despliegan múltiples acontecimientos milagros.

Cuando la casa se empieza a romper por el mordisco a la montaña se debe volver al huerto y abrazarlo, para afianzar nuestra reconexión cósmica.

Ha llegado el momento de re identificarnos con la Tierra y volver a mirarla de otro modo.

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